Mato y el ébola: Cómo transformar gestión en alarma social

Este lunes se confirmó el primer caso de contagio por el virus de ébola fuera de África Occidental, donde la cifra de víctimas mortales supera los 3.300. Se trata de una auxiliar de enfermería que formó parte del equipo que atendió al misionero Manuel García Viejo, fallecido el pasado 26 de septiembre. García Viejo fue el segundo misionero contagiado de ébola que el Gobierno decidió repatriar, el 21 de septiembre, de Sierra Leona, una decisión que no suscitó el revuelo mediático que provocó la repatriación del misionero Miguel Pajares de Liberia en pleno mes de agosto.

La ministra de Sanidad, Ana Mato, una de las peor valoradas del Gobierno Rajoy y desaparecida a pesar de las noticias que afectan a su departamento, decidió esta vez comparecer en la rueda de prensa convocada de urgencia para dar los detalles de la infección de la enfermera, que acudió al hospital de Alcorcón, donde dos pruebas confirmaron que padece ébola.

Y lo hizo de esta manera, sugiriendo que, probablemente, decidió dar la cara finalmente ante las críticas ante la posibilidad de delegar la labor de informar y de tranquilizar a la población a su directora de Salud Pública y al director general de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid, Antonio Alemany:

Mato, que apareció arropada de personal médico, se limitó a leer una declaración de poco más de tres minutos en la que confirmó el positivo en ébola en una técnico sanitaria del hospital Carlos III; señaló que se había puesto en marcha el protocolo adecuado para dar la mejor atención a la paciente y garantizar la seguridad a los ciudadanos; y destacó que ahora se trata de averiguar la fuente de contacto, garantizando, además que se pondrán los medios necesarios del personal sanitario para hacer frente a esta situación.

Cedió inmediatamente el micrófono a los directores generales presentes, que lanzaron mensajes contradictorios sobre el estricto cumplimiento del protocolo de la OMS que, según la ministra, se había seguido en relación al personal que había estado en contacto con enfermos de ébola.

Se narró que la paciente, de 44 años y una de las integrantes que atendió al misionero García Viejo, se había ido de vacaciones la mañana siguiente al fallecimiento del religioso (es decir, el día 27 de septiembre) y que el día 30 había tenido fiebre. A pesar de los síntomas, fue enviada a su casa, hasta que ayer acudió al hospital de Alcorcón por fiebre elevada y diarreas. Tras los exámenes, se confirmó su contagio por ébola.

Las contradicciones en el mensaje que se transmitió en la rueda de prensa se completó con la puesta en escena de los protagonistas que no transmitió excesiva tranquilidad:

  • La cara de los asistentes era de una notable preocupación, que se reafirmó cuando se habló de que se desconocía el foco de infección. Puesto que la técnico sanitaria había accedido en dos ocasiones a la habitación donde se trató a García Viejo, resulta más que probable que el contagio viniera de ahí. Claro que reconocer este supuesto sería admitir las dudas de buena parte del personal médico -que no compartía la decisión política de repatriar a los misioneros- o las denuncias de falta de preparación en el Hospital Carlos III y entre el personal.
  • En cuanto a la ministra, lo primero que llamó la atención fue que vestía de negro, el color que oficialmente se utiliza cuando el país está de luto por una desgracia o catástrofe. La rueda de prensa versaba sobre la situación de una ciudadana española que permanece con vida, por lo que el color negro estaba totalmente fuera de lugar.
  • Bastó completar el ambiente difunto con la expresión de circunstancias de los asistentes, pero particularmente de la ministra. Si tenemos en cuenta que, durante las crisis del ébola registradas en agosto y septiembre, no compareció, parecería que hoy estaba molesta por el hecho de tener que dar la cara ante un asunto que no entiende de su competencia.
  • Durante toda la comparecencia, en la que el peso informativo lo asumió un tembloroso Alemany, Mato estuvo dispersa, con miradas a la lejanía y sensación de que no conoce ni los protocolos ni la actuación del ministerio que dirige. En muchos momentos pareció asumir un papel de presentación y de reparto de turnos para hablar, lo que la aproximó al moderador de un programa de televisión o de una charla.
  • Esta impresión, que ya se apuntó con la lectura de la declaración que realizó en el arranque de la comparecencia, se confirmó cuando, en el turno de preguntas, un periodista le preguntó abiertamente por la asunción de responsabilidades ante un hecho que nos coloca en la apertura de los medios internacionales por un motivo: por ser el primer país fuera del continente africano que registra un contagio de ébola. Mato se limitó a pasar el micrófono a la directora de Salud Pública y, ante la insistencia del periodista, fijó la prioridad hoy: «Buscar fórmulas para atender de la mejor manera posible y evitar el riesgo a la población y personal que le atiende».

Fue tal el desastre de la comparecencia que, apenas una hora después de haber concluido la rueda de prensa, que fue pinchada en directo por agencias de noticias (Reuters y AFP) y medios internacionales, siete de los diez trending topics registrados en España se referían a la crisis del ébola. Hacia las diez de la noche, hora en la que realizamos esta captura, el hashtag #AnaMatoDimision se mantenía como trending topic mundial:

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Sugerimos que alguien remita una copia de la comparecencia de Mato al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el único responsable de que una ministra incapacitada para resolver cualquier crisis política relacionada con su departamento siga en este puesto. Constituye un manual de lo que no se debe hacer si se quiere evitar que una intervención que busca transmitir tranquilidad a la población se convierta en un foco de intranquilidad  en sí misma (como confirman algunos de los editoriales que la prensa afín a Génova decidió incluso llevar a sus portadas).

CODA. El País elaboró una noticia con la difusión de la noticia en el prensa internacional. El diario británico The Times lleva la información en su portada mientras que el presidente de EEUU, Barak Obama, anunció mayores controles en los aeropuertospara evitar la difusión del virus. Recordemos que el presidente de EEUU anunció el envío de 3000 militares a la zona para hacer frente a la epidemia.

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Politóloga y periodista en transición
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