CIS: Ciudadanos que asimilan la corrupción

Entrega mensual del barómetro del CIS correspondiente al mes de mayo, elaborados a partir de 2467 entrevistas recogidas entre los días 1 y de 10 de mayo, que no arroja novedades en cuanto a la percepción de la crisis económica y, al parecer, de régimen político.

El 90.6% considera que la situación económica es mala (34.5%) o muy mala (56.1%), un 93% afirma que es igual (27.3%) o peor (65.7%) que hace un año y  el 76.8% opina que dentro de un año será igual (34.9%) o peor (41.9%). El dato es similar al que arrojó el barómetro del CIS correspondiente al mes de abril ( 90.9%) y algo mejor que los datos de meses anteriores: marzo (92.4%) y febrero (92.3%).

Como viene siendo habitual, el porcentaje de personas que opinan de esta forma en relación a la situación política es 10 puntos menor. El 80.9% define el ambiente político como malo (33.2%) o muy malo (47.7%), el 92.7% cree que es igual (44.5%) o peor (48.2%) que hace un año y el 79.4% vaticina que será igual (41.7%) o peor (37.7%) dentro de 12 meses. El dato del mes de mayo mejora el arrojado en abril (82.8%) y marzo (84%), seguramente por el cambio en la estrategia de los grandes partidos a favor de buscar fórmulas de acuerdo en los grandes asuntos del Estado.

En cuanto a los problemas que detecta la ciudadanía, volvemos a los resultados de los sondeos previos a que saltara el caso Bárcenas. El paro es el primer problema del país, según el 82.4% de los ciudadanos (+1.7 puntos respecto a hace un mes), seguido de los problemas de índole económica, que es segundo asunto de preocupación para el 34.9% de la población. La corrupción y el fraude, con 30.7%, cae al tercer lugar de la lista, lo que significa que en sólo un mes ha caído 8.7 puntos (-13.8 puntos si nos fijamos en el barómetro correspondiente al mes de marzo, cuando fue motivo de preocupación para el 44.5% de la ciudadanía). Los políticos y los partidos políticos siguen ocupando el cuarto lugar de la tabla, con 29.7%, un porcentaje similar al de hace un mes (29.4%).

Si se pregunta de forma directa, el paro sigue siendo el principal problema del país (51.1%), seguido de los problemas de índole económica (32.7%) y los políticos y los partidos (11.4%). La sanidad escala al cuarto lugar, con 9.9%,seguido de la corrupción y el fraude (8%), «los recortes» (7.8%), la educación (6.3%) y las pensiones (6.2%).

En cuanto al modelo de Estado, estamos en los niveles menos recentralizadores desde octubre de 2012. Un 22.9% se muestra partidario de un Estado único (-0.7 respecto a hace un mes) y el 14% preferiría un Estado con CCAA que tuvieran menos competencias que las actuales. El 31.5% se queda con un modelo dividido en CCAA como el actual (+0.5 respecto a hace un mes), el 11.4% pide profundizar en el federalismo y el 8.3% optaría por un Estado autonómico en el que las CCAA tuvieran la posibilidad de independizarse.

CapturaCISJunio2'013En cuanto a la religiosidad de los españoles, tampoco hay novedades: una mayoría se declara católico, aunque, entre ellos, más del 62% se declara como no practicante. Sólo el 14.8% asegura acudir a actos religiosos todos los domingos o festivos mientras que el 13.9% asegura que lo hace varias veces al año. El porcentaje de ateos supera el 9%.

El barómetro hecho público a comienzos del mes de junio se ocupa de estudiar el impacto de las nuevas tecnologías en la vida de la ciudadanía.  El 62.7% asegura sentir mucho/bastante interés por el avance de la ciencia y de la tecnología; el 76.3% se pronuncia en semejantes términos cuando se habla de la protección de datos personales; y el 57.3% dice sentir mucho/bastante interés por el desarrollo de las comunicaciones y de la información a través de Internet.

El 67.2% ha usado una conexión a internet en los últimos 12 meses, conexión que ha empleado, mayoritariamente, para buscar información (86.9%), usar el correo electrónico (75%) o utilizar redes sociales (58.2%). El 73% de los que han usado internet en el último año lo ha hecho a diario. El resto asegura que no ha usado internet porque no le interesa (43.6%) o porque no sabe usarlo (39.9%).

En pleno debate sobre el equilibrio entra la seguridad y la libertad, planteado por el reconocimiento de la Casa Blanca del uso del programa PRISM, en España el debate está claro: el 11.7% priorizaría el acceso a la información sobre la seguridad (escala 4-0) mientras que el 79.4% se pronuncia a favor de favorecer la seguridad aunque sea a costa de la información. En este sentido, hasta el 13.5% se posiciona en la escala 10 (máxima seguridad a riesgo de perder acceso a la información).

En ese sentido, un 61.4% cree que hay mucha o bastante seguridad en torno al pago con tarjeta en establecimientos y un 51% se pronuncia así sobre la declaración de la renta por Internet. En cambio, existen reticencias sobre la seguridad que implica dar datos personales para un concurso (84% considera que hay poca/ninguna seguridad), colgar fotos personales en Internet (79.6%) o dar el número de tarjeta para realizar compras por internet (74.8%).

En cuanto a las gestiones que los españoles realizan a través de las nuevas tecnologías, no hay sorpresas. La actividad preferida es la búsqueda de información, seguida del correo electrónico o la participación en redes sociales. En cambio, existe reticencias para mantener un blog propio, comprar entradas a través de Internet (27.1%) o realizar llamadas telefónicas a través de Internet:

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En cuanto a la percepción de la seguridad, el 66.1% considera que alta/muy alta en los servicios de la Administración pública mientras que el 50.5% se pronuncia en estos términos al hablar de los bancos. Una aplastante mayoría percibe Internet como un espacio poco seguro para realizar gestiones.

El barómetro también se ocupa de cómo los ciudadanos gestionan sus datos personales. Así, el 66.7% asegura que diría su nacionalidad fácilmente; el 40.9% se pronuncia en estos términos al referirnos a facilitar el nombre y los apellidos y el 33.2% lo haría para facilitar su historial laboral. El 80.5% no daría, salvo que fuera imprescindible, información sobre su huella dactilar o su historial financiero, y el 66.2% tampoco lo haría con sus vídeos y fotografías personales. El 51.4% tampoco facilitaría datos de su DNI o información sobre sus gustos y aficiones y sus relaciones personales.

En este sentido, el 52.6% asegura tener poca o ninguna información sobre lo que implica facilitar sus datos personales, aunque hay mayor unanimidad en torno a los posibles riesgos: empleo de los datos sin conocimiento del usuario (81.2%), información compartida por terceros sin consentimiento expreso (79.8%) e información utilizada con fines comerciales (87.5%):

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Sí hay más unanimidad en torno a la relación entre los menores y el uso de las nuevas tecnologías. El 84% considera que los menores deberían tener bastantes restricciones o tener totalmente restringido el acceso a Internet, un control que deberían ejercer los padres para el 86.3%, la escuela (29.4%) o el Gobierno (25.2%). En cuanto a los riesgos, los datos concuerdan con la difusión de ciertas noticias en los últimos tiempos a propósito de este asunto: el 39.6% cree que el mayor riesgo es la difusión de fotos comprometidas de los menores; el 22.9% asegura que el mayor riesgo es que aporten demasiada información sobre ellos; y el 17.1% cita el acoso con fines sexuales como el principal riesgo al que se exponen.

El barómetro se ocupa también específicamente de la opinión ciudadana ante el impacto de las redes sociales, con datos curiosos: el 69.2% asegura que es difícil controlar quién ve la información personal; el 89.1% está en contra de cambios en los parámetros de privacidad sin el consentimiento del usuario; y el 94.8% cree que no debería trasladar datos a terceros sin el consentimiento de la persona interesada. El 71.4% no cree que haga lo posible por cuidar de la seguridad de los dato de los usuarios. Pese a todo, el 81.4% asegura que no se arrepiente de haber colgado un contenido en una red social y el 87.2% confirma que no ha tenido problemas con algún contenido colgado.

Consideraciones

  • El dato más llamativo de este barómetro tiene que ver con la lista de problemas que los ciudadanos perciben como fundamentales. En esta línea, resulta llamativo la caída de la percepción de la corrupción en más de 8 puntos en un solo mes, 13 si lo comparamos con el mes de marzo. Puesto que los medios no han dejado de bombardear con nuevos casos de corrupción, que salpican a casi todos los partidos políticos y a casi todas las instituciones, sólo caben dos teorías: o bien una gran mayoría de la población ha dejado de enterarse de estos asuntos a través de los medios de comunicación o bien se ha inmunizado a lo que podríamos denominar una «teoría del shock de la corrupción».
  • No existen comentarios sobre la percepción de la situación políticoeconomica del país ni tampoco resulta ya sorprendente que los ciudadanos perciban a los políticos y a los partidos políticos como un problema. En este contexto, la tendencia del Gobierno a nombrar expertos para que elaboren propuestas técnicas de asuntos políticos -como la reforma de las pensiones o el anuncio realizado por Cristóbal Montoro de que un grupo de especialista elaborará la reforma fiscal de calado que recomienda/exige la UE- no ayudan a percibir la política como parte de una solución y no de un problema.
  • Tampoco se registran novedades en cuanto al modelo territorial español, que presenta escasas oscilaciones. Este mes se registra menos porcentaje de las opciones recentralizadoras, seguramente también debido a cierto discurso difundido desde el Gobierno que ha dejado de ver a las CCAA como parte fundamental del problema del país, buscando su integración. Es previsible que estos movimientos se registren según se desarrollen reuniones que permitan contemplar la tensión entre el Gobierno central y las CCAA.
  • En cuanto a la implantación de las tecnologías como parte de nuestro día a día, el barómetro confirma que España aún tiene mucho camino por recorrer para equiparar la cotidianeidad del uso de las nuevas tecnologías, que se siguen percibiendo, en buena medida, como poco seguras y, sobre todo, como una herramienta de ocio y entretenimiento. Se confirma por los usos que los ciudadanos realizan de Internet y, sobre todo, la preferencia del vector seguridad frente al eje información.
  • Se percibe cierta desconfianza ante los usos que terceros puedan realizar de los datos propios, preocupación que se refrenda con que casi el 80% establece como riesgo que la información personal pueda ser compartida por terceros sin consentimiento expreso o que casi el 95% apunte que las redes sociales no debería trasladar datos a terceros sin el consentimiento de la persona interesada. Seguramente casi todos recuerden experiencias propias de llamadas a sus teléfonos personales de empresas con intereses puramente comerciales, que manejan datos que el usuario nunca facilitó.

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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